A través de la iniciativa con servidores del transporte de una empresa de entretenimientose inició un ejercicio de capacitación ...
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Leer másLos actores de la Comunidad Deportiva no han sido la excepción al momento de medir el impacto del COVID 19 en la salud mental. Las diferentes manifestaciones que se han encontrado a raíz de la pandemia en diferentes marcos personales, permite realizar un levantamiento a la población de los atletas.
Leer másInteligencia emocional y calidad en servidores de transporte
Marisol Ivonne Guzmán. MA, MGP
30 de abril 2023
Resumen
La inteligencia emocional es un recurso que ayuda al ser humano a vivir en un estado pleno, que le lleva a desempeñar una función óptima. La inteligencia emocional se puede alcanzar en cualquier etapa de la vida (2022, Goleman, p. 18) es posible mejorar la actitud, a medida que las personas se van formando, apoyando y construyendo nuevos métodos para relacionarse.
Las organizaciones operan en ambientes de contantes cambios sociales, culturales y políticos. Tener control de las conductas en el entorno exterior puede ser una metáfora, sin embargo, pueden apoyar a sus colaboradores ofreciéndoles capacitaciones o sesiones de trabajo que les ayuden a crear patrones saludables para que respondan con modelos garantistas ante la solución de un conflicto. Según Daniel Goleman (1998), la inteligencia emocional les permite a las personas solucionar problemas que se presenten tanto en el ámbito laboral como familiar.
Las organizaciones están interesadas en brindar servicios de calidad a sus grupos de interés con los colaboradores a quienes deben guiar y capacitar para que muestren habilidades no solo técnicas, sino también blandas.
A través de la iniciativa con servidores del transporte de una empresa de entretenimiento, se inició un ejercicio de capacitación como forma de disminuir la brecha que existe entre las habilidades y formación que han recibido sus colaboradores, y los altos niveles de exigencia que conllevan sus roles en la industria a la que pertenecen.
Para colaborar en esa dirección, los autores de este informe impartieron un taller con una serie de contenidos, apoyados en un procedimiento metodológico participativo.
El entrenamiento consistió en un curso – taller, el cual fue realizado en el entorno de uno de los locales de la organización, se contó con la participación de 39 servidores del transporte.
Los contenidos del entrenamiento giraron en torno a la Inteligencia Emocional y Calidad del servicio, entre ellos: la relación y diferencia entre las necesidades, emociones y deseos, así como el impacto que estos procesos tienen en las decisiones que toman, estrategias de resolución de problemas, otros.
El entrenamiento permitió realizar la aplicación de unas escalas para conocer la conducta de conducir y un cuestionario emocional que aportaron informaciones sobre las creencias, emociones y conductas relacionadas al desempeño en la gestión del servicio de transporte.
La modalidad usada fue la presencial y las herramientas de evaluación fue con instrumentos generados por códigos QR donde se pudieron explicar los resultados y aclaran las variables que llevaban algunas oportunidades de mejoras.
Resultados
A continuación, figuran los resultados de una primera evaluación respondida por los participantes, la inducción para responder fue motivada para que las fueran honestas y válidas considerando que los resultados no iban a exponer sus identidades. El primer cuestionario aplicado fue para conocer la conducta de conducir en el ítem 1, un 55% respondió que condujo a más de 100 km por hora; un 33.3% respondió que condujo sin el cinturón puesto; un 11.1% dio un golpe en el volante al conducir por causa de ira. Para el ítem 2, el 64.7 % respondió que Dio varios cambios de luces, para que el otro vehículo redujera la velocidad y así rebasarles, lo que puede asociarse a rasgos de ansiedad para conducir; un porcentaje menor respondió que cortó el paso, porque los de adelante iban muy lentos lo que confirma los grados de ansiedad. En el ítem 3. Los participantes respondieron que realizaron cambios de carriles con frecuencia en esta última semana. En el ítem 4, fue el que más llamó la atención porque está asociado a pensamientos automáticos; el 80% respondió que aceleran cuando ven que el semáforo está en naranja para no quedarse sin cruzar, lo que significa exposición a un nivel de riesgos innecesarios; y un 10% sintió deseos de dormir o salirse de la carretera para descansar. En el ítem 5 los participantes identificaron algunas situaciones que le provocaron bastante enojo, entre las más destacadas están: un conductor se "cambió de carril sin señales direccionales y a muy baja velocidad, casi causando un accidente", "Un chofer me bloqueo el parqueo; “el vehículo que iba delante de mí se paró y el conductor se desmontó sin dar ningún aviso"; "un conductor iba en el carril izquierdo a menos de 70 cuando era una vía de 100 y obstaculizaba el paso", "Gracias a Dios no he tenido ninguna de estos casos, por ahora", "Me enoje cuando se me extravío 2 000"; "No he tenido ninguna de estos casos, estoy recién operado tengo 3 semana sin manejar estoy en reposo", "Gracias a Dios no he tenido ningunos de estos casos por ahora, No he tenido eventualidad en las 3 semanas", "Un agente de la DIGESTT porque en un embotellamiento a Luz del semáforo me dio amarillo y él dijo q fue en Rojo", "La situación persiste en que no tenemos educación en la forma de conducir y realmente hay que buscar la forma de que se eduque a la población sobre el tema", "Que iba de prisa con mi esposa para el hospital y un chofer de guagua pública me iba asiendo la vida imposible en el camino", "No tuve ningún tipo de enojo", "Hoy venía un señor que me aceleraba para que no le rebase, lo que hice fue que me quedé detrás para no provocar un accidente", "Cuando estoy manejando nada me enoja mente fresca y positiva siempre con Dios", "Yo me incomodé esta semana con un camión que se cruzó en el medio de la calle a dar la vuelta y duro más de 30 minutos sin moverse", "Cuando estoy Manejando ando siempre positivo y con dios delante". "La conducción incorrecta de los demás", "Ninguna de esta pregunta han sido mi caso me aseguro salir con tiempo para evitar algún imprevisto", "Nada me enojo cuando conduzco trato de molestarme", "Nada de en los últimos", "Monte un ciudadano que me invitó a un lugar no adecuado eso produjo un enojo del ciudadano el cual solo se quedó en enojo", "Un motorista me condujo a rebasar de mala manera para no hacer un choque", "No hubo situación de enojo, ni nada de las preguntas ocurrieron", "Se me metió un motorista y me rayo la guagua, No me ha pasado nada de eso en esta semana".
La segunda encuesta que mide la conducta emocional de los servidores, las preguntas estuvieron formuladas por una escala de likert, con cinco indicadores para responder del 1 al 5, donde el número 1 es nunca y el 5 siempre. Solo se muestran los indicadores que más llaman la atención de los 37 que respondieron la encuesta, el segundo ítem está relacionado al consumo de alcohol y en los resultados un servidor seleccionó que prefiere tomarse unos tragos si debe esperar mucho a un cliente. En el ítem que se relaciona a que no se les debe aguantar muchas cosas a los clientes, porque le cogen de relajo, el 47.2% dijo que a veces, el 17.7% casi siempre y el 5.6% seleccionó siempre. En el ítem relacionado a que, si no te pones fuerte en la calle, te cogen de tonto el 5.6% respondió que siempre y el 8.3% respondió que casi siempre, llama la atención que le 22.2% contestó que a veces.
En el ítem que plantea sobre el manejo de habilidades blandas como amabilidad, prudencia y cortesía, son reglas que funcionan en otros países, no aquí, el 25.7% piensa que siempre, igual que los que piensan a veces. El 8.6% opina que casi siempre.
El otro ítem, destacado se refiere a los recursos emocionales, la pregunta decía que no sabe cómo controlar mis emociones, el 27% respondió que a veces, el 13.5% casi siempre y el 43.2% respondió que siempre.
Conclusión y recomendación
Las personas cuando alcanzan un sentido autocritico sano pueden implicarse en labores de forma más óptima; la inteligencia emocional ayuda a gestionar su desempeño y la persona sabe hacia dónde debe dirigirse y con qué contar. La evaluación final del entrenamiento evidenció que los participantes lograron aprendizajes significativos sobre los factores que influyen en las áreas más pertinentes de su rol como servidores del transporte. La metodología utilizada logró involucramiento y trabajo en equipo para superar situaciones que los afectan como clase en cuanto a la calidad del servicio que ofrecen. La actividad permitió revelar las situaciones que representan mayor riesgo para el buen desempeño de sus funciones. Además, los participantes lograron entender que los procesos de gestión de sus emociones y el logro de un pensamiento racional que son determinantes para la calidad del servicio que ofrecen. Los participantes están por encima del promedio de la población general de servidores del transporte con quienes tuvimos experiencias previas; no obstante, serán necesarias otras capacitaciones para profundizar las técnicas de autogestión de las emociones y el fortalecimiento de las habilidades mentales requeridas para su rol.
La primera recomendación planteada consiste elaborar un listado de temas relacionados con los impartidos en el taller para profundizar los mismos en jornadas breves (charlas y conversatorios) para responder a los indicadores planteados. Segundo, elaborar materiales breves (brochoures, manuales, folletos) que permitan una ágil lectura de los diferentes temas impartidos por parte de los servidores del transporte. Tercero, crear acceso para que los servidores del transporte reciban ayuda psicológica, tanto ellos como sus familiares en caso de necesitarlo.
Bibliografía
- Lampereur, A; Peréz, R; Colson, A (2022) Método de Negociación: negociadores no nacen se hacen. Ediciones Granica. Argentina.
- Mckee, A; David, S; Goleman, D. (2021) Inteligencia emocional. Ed. Reveirté
- Werther, W; Davis, K. (2000) Administración de personal y Recursos Humanos. Mc Graw Hill. México
Violencia en centros educativos
El acoso y/o la violencia persisten como fenómenos poco reconocidos por sus propios actores en el Sistema Educativo Dominicano. Actitudes de normalización, el miedo, la minimización y la negación, han sido parte del arsenal de recursos emocionales y conductuales con los cuales ha sido enfrentado este problema silente, rodeado de mitos y distorsiones en su abordaje.
Los resultados de esta investigación parten de la indagación sobre los indicadores empíricos arrojados por las entrevistas semiestructuradas que les fueron formuladas a una muestra de 511 estudiantes de diferentes edades, niños, niñas y adolescentes, y 100 integrantes del personal docente. Las muestras fueron obtenidas a partir de once centros educativos privados que participaron en el estudio, bajo la condición de preservarles el anonimato tanto a sus instituciones como a los participantes.
Además de servir como evocadores de las informaciones que ofrecieron los participantes sobre las formas de violencia a que están expuestos, intercambian o reciben, la entrevista enfocó también algunas actitudes o creencias, que al estar presentes contribuyen a que se mantenga una especie de círculo vicioso que deja atrapadas a las víctimas en una espiral de la que se les dificulta salir.
Dentro de los principales hallazgos de la investigación se encuentran:
• Un alto porcentaje de estudiantes reciben algún tipo de acoso o violencia durante las clases, el recreo y después de las clases (34.1% en clases; 19% fuera de clases y 14% en el recreo).
• El tipo de violencia o acoso más recibido por los y las estudiantes fue el psicológico (humillaciones, burlas, discriminación, insultos, rechazo) que se evidenció en un 72.8% de la muestra que lo reconoció.
• Un elevado porcentaje de estudiantes (37,9%) en condición de victimización, recibe alguna forma de acoso o violencia más de una vez al día.
• Los actores más activos en la violencia eran niños más o menos de la misma edad de las víctimas (27%) de la muestra; y en ese mismo porcentaje (27%) operaban en grupo.
• Un alto porcentaje de las víctimas no informaba a nadie sobre lo que les estaba pasando o la violencia o acoso que reciben (46.3%).
• Las víctimas de acoso o violencia que informaron sobre los hechos, lo hicieron más con sus profesores (40.5%) que con sus padres (26.8%). La combinación padres y maestros apenas lo supo en un 3.6%.
• La violencia no disminuyó en un 60.2% de los niños, niñas y adolescentes que lo informaron. Solo un 39.8% vio que el acoso disminuyó después de haberlo denunciado. Es de resaltar que un 24.4% percibió que las conductas de acoso y violencia aumentaron después de decirlo.
• Apenas un 2.2% de las víctimas reconoció que debutaba al recibir por primera vez violencia o acoso, mientras que un 51.7% afirmaba tener varios meses recibiéndola y un 46.1% la ha recibido por más de un año.
• Un porcentaje importante (38.2%) de la muestra admitió haber acosado a alguien en el centro educativo, y la gran mayoría de ellos (34.3%) dan como razón que a ellos también les pasó; otro grupo importante lo hizo para evitar que lo hagan con ellos (28.5%); mientras que un tercer grupo lo hizo para que los respeten (25%). Es de resaltar dos grupos, que aunque estuvieron presentes en bajos porcentajes denuncian una realidad que mueve a reflexión: los que acosaron a otros niños porque se sintieron obligados (8.1%) y los que admitieron sentir placer acosando a otros niños (3.5%). El 73% de quienes acosaban dijeron que les gustaría dejar de acosar mientras que el 27% dijo que no. El 74 % de los que desean dejar de acosar admiten que no quieren seguir haciendo daños, mientras que el segundo mayor total (15.6%) temen ser expulsados, mientras que el 9.2 por miedo a ser descubiertos.
• Los niños (35.1%) reconocieron ser acosados con más frecuencia que las niñas (33.1%) en la muestra estudiada. Estas últimas recibían más violencia psicológica, 80%,(humillaciones, exclusiones, burlas, insultos, rechazo), que física en comparación con los varones, que si bien es cierto que recibieron también violencia psicológica (65%), fueron víctimas de más violencia física (17.4%) en comparación con las hembras (3.4).
• Las niñas acosadas informaron con más frecuencia a sus padres (36.9%) del acoso o violencia recibida que los niños que apenas lo hicieron en un (16.7%) de la muestra. Estos en cambio prefirieron decirlo más a sus profesores (44%) en comparación con las niñas quienes denunciaron el acoso ante los docentes en un (36.9%). Las niñas usaron para revelar el acoso la combinación padres y maestros en apenas un 2.4% de las veces, mientras que los niños lo hicieron 4.8 %. Las niñas informaron sobre el acoso recibido a las amigas en un 13.1% y los niños lo hicieron con los amigos en un 16.7%, con lo cual fue más frecuente que hacia la combinación padres – docentes. Las niñas usaron la combinación maestros – amigas para denunciar el acoso un 4.8% con mayor frecuencia que la combinación padres – maestros. Por su parte los niños usaron la combinación maestros – amigos en un 8.3% de las veces lo que duplica en frecuencia las veces que lo hicieron con los padres y maestros. Un 54,9% de las niñas reconoció que al acoso no cesó a pesar de haberlo denunciado, mientras que los niños, en un 65 % afirmó que este no terminó. En el caso de los niños, en un 32% el acoso empeoró después de denunciarlo, mientras que en cuanto a las niñas empeoró en un 16.9 %. Los niños admitieron ser acosadores con mayor frecuencia que las niñas (45.8% vs. 31.1) del total que lo reconocieron. Las niñas que reconocieron estar acosando a otras niñas mostraron menos interés en dejar de acosar (64.4 %) que los niños (79.2%), quienes mostraron mayor intención de abandonar la conducta.
• El 74% de la muestra de niños que admitió acoso hacia otros niños afirmó que dejaría de hacerlo por que reconocen que esa conducta hace daño, mientras que un 15.6% teme que lo expulsen del colegio y un 9 % no quiere que lo descubran. El mayor porcentaje dentro de los niños que desea suspender el acoso porque saben que hacen daño están concentrados en las edades de 13 a 15 años de la muestra.
• En un mayor porcentaje, (63.7%) los niños piensan que el acoso desaparece si se ignora a los acosadores mientras que los niñas sostienen la creencia en un 49.2%. De igual manera estos creen (70.9%) que se supera solo con el paso del tiempo, en comparación con las niñas quienes sustentan esta creencia en un 59.1%. Un porcentaje mayor de niños sustenta también la idea de que denunciar el acoso es de “Chivatos”, condición con las que no desean ser vinculados (23% los niños y 11.7% las niñas). En un 59.1% las niñas consideraron que el acoso es doloroso pero se supera con el tiempo, mientras que el 70.9% de los niños estuvieron de acuerdo con esa creencia.
• En la muestra de profesores un 40% alguna vez había recibido violencia física, siendo el entorno familiar y el escolar en un 26,2 % los principales escenarios donde alguna vez la recibieron. Luego siguen la calle, en un 14.3% y sus parejas en un 7.1% como los porcentajes más altos. Los insultos y las humillaciones han sido las formas de violencia que reportan haber recibido con más frecuencia en un 65% de la muestra y el entorno escolar resalta como el escenario donde les ha ocurrido con mayor frecuencia, un 30%, seguido de la calle, 23.1% y sus padres, 13.8%.
• Un porcentaje de 28.3% asegura haber recibido algún tipo de violencia en los últimos seis meses por parte de alumnos y alumnas. El 23.2% afirma haber sido insultado, un 22.2 % asegura haber sido amenazados o amenazadas. Un porcentaje de 22% aseguró también haber sido insultado por parte de alumnos o alumnas; y en un 22.7 % esos insultos provenían de otro profesor, un 13.6% de otra profesora y un 22.7% de parte del director o directora. Un 13.3% de los docentes ha sido violentado físicamente en el Centro Educativo, y de ese total el 40% de la frecuencia la violencia recibida procede de los alumnos, mientras que el 15% de alumnas y 30 por % del propio director o directora. El 28.3% de la muestra percibe que hay mucha violencia en el Centro Educativo. El 25.3% estuvo de acuerdo con que las personas violentadas es porque se lo merecen y el 13.1% opinó que estaba muy de acuerdo con esta afirmación. El 37,4% está en desacuerdo con que el Centro Educativo tiene buenas Políticas preventivas para el acoso o la violencia, y el 20,2% está muy en desacuerdo con esta afirmación. El 21% ni está de acuerdo ni de acuerdo con la afirmación. El 33.3% está de acuerdo que ha recibido una preparación insuficiente para comprender el acoso y la violencia; el 22.2 % está de muy de acuerdo con esta afirmación, lo que arroja que más de la mitad de la muestra, el 55.5%, entiende que su preparación en el tema es insuficiente. El 37% estuvo en desacuerdo con la afirmación de que las autoridades del Centro Educativo les dan respaldo cuando se quejan de alguna forma de violencia procedente de algún alumno o alumna; el 18% estuvo muy en desacuerdo con la misma afirmación, lo que confirma que el 55% de la muestra no se siente respaldada por las autoridades ante casos de violencia recibida. El 28% de los docentes estuvo en desacuerdo con la afirmación de que el Centro Educativo los ha entrenado para relacionarse con los alumnos de tal forma que los conflictos difícilmente lleguen a la violencia; el 11% estuvo muy en desacuerdo, mientras que el 20% ni estuvo de acuerdo ni en desacuerdo. Ante la afirmación de que como docentes están tan bien protegidos de la violencia que cualquiera lo piensa dos veces antes de agredirlos, el 46.9% estuvo en desacuerdo, el 29.5% estuvo muy en desacuerdo.
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Luis Verges, MA
Marisol Ivonne Guzmán
Psicólogo clínico y terapeuta familiar.
Investigación Crisis del covid-19 y su impacto en la salud mental en el deporte dominicano.
Los actores de la Comunidad Deportiva no han sido la excepción al momento de medir el impacto del COVID 19 en la salud mental. Las diferentes manifestaciones que se han encontrado a raíz de la pandemia en diferentes marcos personales, permite realizar un levantamiento a la población de los atletas. Se realizó un estudio tipo exploratorio – descriptivo de corte transversal y correlacional. El estudio fue realizado en el período comprendido entre el 28 de mayo y el 15 de junio del 2020; para tales fines se aplicó un instrumento de medición válido para los fines de la investigación.
En la investigación participaron 257 actores de la comunidad deportiva, distribuidos en atletas, entrenadores, dirigentes, profesores de educación física, médicos deportivos, masajistas, cronistas deportivos, entre otros. Las principales variables sociodemográficas más destacadas fueron que el 62.1% fueron hombres, mientras que el 37.9 mujeres; el rango de edad más frecuente fue de 21 a 30 años para un 59.9%. El 40.2% se encontraban desempleados. El 48.8% estaban solteros; 20.5% unión libre y el 17.7 % casados.
Los resultados más destacados fueron que el 19.2% desarrolló algún tipo de problemas familiares que no tenían antes de la cuarentena. La mitad de la población (51.8%) estudiada afirmó haber notado alguna incomodidad emocional antes no sentida. El 23.6% perdió algún ser querido por distintas causas hasta el momento de la evaluación durante la cuarentena. Las conductas sobre las que perdieron control fueron, el hábito compulsivo de comer (54.4%); violencia verbal (17%). En menor proporción estuvieron la compulsión hacia el trabajo (11.8%) el consumo de alcohol (5.1%), auto medicación (4.6%), intolerancia hacia las parejas (3.8%). Los síntomas asociados a alguna patología mental más frecuentes fueron: manifestaciones de ansiedad (25.9%); trastornos de sueño (23.9%); estrés agudo (8.6%); depresión (7.4%); el (4.1%) impulsividad y descontrol emocional. En cuanto a los pensamientos que predominaron en el presente, el 29.3 % afirmó tener control sobre la situación mientras que el 26.6 afirmó estar desesperados por la situación; el 18.9 % afirmó la sensación de dudas y desconfianza sobre el manejo de la situación. En relación al futuro los participantes del estudio respondieron 56.7% nos recuperaremos y volveremos a la normalidad; el 23 % afirmó que será imposible volver a ser lo de antes. El 46.6 % afirmó que su mayor deseo es volver a la normalidad, mientras que el 45.9% tener una mejor relación familiar; en menor grado, un 1.2% afirmó como principal deseo querer morirse. A pesar de los síntomas presentados apenas un 26.5% buscó algún tipo de orientación; el 64.6% no lo hizo, mientras que el 9.4% afirmó que tal vez lo haría. Del total que admitió tener algún desorden emocional relacionado con la cuarentena, apenas un 8.7% buscó orientación profesional; el 56.6% buscó orientación y apoyo emocional a través de un familiar importante; el 28.9 lo hizo a través de un amigo. En menor medida apelaron a las orientaciones de un entrenador (3.3%); de un dirigente (2.1%) y el 0.4% ante un sacerdote. El 28.4% afirmó que la crisis les ha dejado como principal lección que no pueden vivir sin el deporte. Los hombres con un 56.3% presentaron más problemas familiares que las mujeres que lo reconocieron en un 43.8.%. De igual forma los hombres utilizaron con más frecuencia la violencia verbal (56.4%) mientras que las mujeres lo hicieron en un 43.6%. En cambio, las mujeres mostraron más intolerancia hacia los niños (60%) los hombres lo hicieron en un (40%). De igual forma las mujeres mostraron más intolerancia hacia sus parejas (55.6% vs. 44.4%). Las mujeres apelaron con más frecuencia a la auto medicación (54.5% vs. 45.5%); por su parte los hombres apelaron con más frecuencia al consumo de alcohol (75% vs. 25%). En cuanto a la conducta compulsiva de comer en demasía también superaron los hombres con 58.6% vs. El 41.4 en las mujeres. En cuanto a las manifestaciones de síntomas de trastornos mentales, las manifestaciones de ansiedad detectadas, hubo un predominio en hombres con el 60.3% vs. El 39.7% en las mujeres; en cambio los síntomas de depresión detectados fueron más prevalentes en las mujeres con un 66.7% vs. Un 33.3% en hombres. Los hombres tuvieron más trastornos de sueño (63.8% vs.36.2% de las mujeres) al igual que el estrés agudo (61.9% vs.38.1% en las mujeres); estas últimas apelaron a conductas impulsivas y pérdida del control emocional con más frecuencia que los hombres (70% vs. 30%). Los hombres mostraron más dudas, desconfianza y desesperación por la situación que las mujeres (59.1% vs. 40.9%) en el presente. En cambio, fueron más optimistas en cuanto al futuro creyendo que nos recuperaremos y volveremos a la normalidad (68.3% vs.31.7%). Los hombres mostraron mejores deseos en cuanto a vivir de forma normal, hacer muchas cosas placenteras y tener una mejor relación familiar. El rango de edad más afectado por manifestaciones de problemas mentales y familiares debido al COVID 19 fue el de 21 – 30 años, con un 59.2% seguido por el de 31-40 años con 20.4%. De igual forma fue en este rango de edad donde hubo más manifestaciones de ansiedad, depresión, estrés agudo, trastornos de sueño y descontrol emocional.
Luis Vergés y Cols.
Psicólogo clínico y Terapeuta familiar